En la llegada de la Primavera queremos compartir con Ustedes un mensaje precioso del libro "El Principito" que nos enseña que sólo el corazón puede VER BIEN... ya que lo ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS.
—¿Quién eres? —dijo el principito—. Eres muy lindo...
—Soy un
zorro —dijo el zorro.
—Ven a jugar conmigo —le propuso el principito—. ¡Estoy tan triste!...
—No puedo jugar contigo —dijo el zorro—. No estoy domesticado.
—¡Ah! Perdón —dijo el principito. Pero después de reflexionar agregó
—¿Qué significa domesticar?
—No eres de aquí - dijo el zorro al principito -. ¿Qué buscas?......
—Busco amigos - dijo el principito - ¿Qué significa "domesticar"?
—Es una cosa demasiada olvidada – dijo el zorro- Significa “
crear lazos”.
¿Crear lazos?
—Sí - dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.....
—Empiezo a comprender - dijo el principito -. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
—El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
—¡
Por favor... domestícame!- dijo.
—Bien lo quisiera —respondió el principito— pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
Sólo se conocen las cosas que se domestican —dijo el zorro—. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!....
(...)
De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cu
ando se fue
acerc
ando eI dí
a de l
a p
artid
a:
-¡
Ah! -dijo el zorro-, l
lor
aré.
-Tuy
a es l
a culp
a -le dijo el principito-, yo no querí
a h
acerte d
año, pero tú h
as querido que te dom
estique...
-Ciert
amente -dijo el zorro.
- Y v
as
a l
lor
ar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No g
an
as n
ad
a.
-G
ano -dijo el zoro- he g
an
ado
a c
aus
a del co
lor
del trigo.
Y luego
añ
adió:
-Vete
a ver l
as ros
as; comprenderás que l
a tuy
a es únic
a en el mundo. Volverás
a decirme
adiós y yo te reg
al
aré un secreto.
El principito se fue
a ver l
as ros
as
a l
as que dijo:
-No son n
ad
a, ni en n
ad
a se p
arecen
a mi ros
a. N
adie l
as h
a dom
estic
ado ni usted
es h
an dom
estic
ado
a n
adie. Son como el zorro er
a ant
es, que en n
ad
a se diferenci
ab
a de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi
amigo y
ahor
a es único en el mundo.
L
as ros
as se sentí
an mol
est
as oyendo
al principito, que continuó diciéndol
es:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos. -Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito p
ar
a acord
arse.
-
Lo que h
ace más import
ante
a tu ros
a,
es el tiempo que tú h
as perdido con ell
a.
-
Es el tiempo que yo he perdido con ell
a... -repitió el principito p
ar
a record
ar
lo.
-
Los hombr
es h
an olvid
ado
est
a verd
ad -dijo el zorro-, pero tú no deb
es olvid
arl
a. Er
es r
espons
able p
ar
a siempre de
lo que h
as dom
estic
ado. Tú er
es r
espons
able de tu ros
a...
-Yo soy r
espons
able de mi ros
a... -repitió el principito
a fin de record
ar
lo.
(...)
Saint-Exupéry